La cocina de este loft Neoyorkino de aires industriales , se nos presenta como el centro neurálgico de la vivienda. Se sumerge totalmente en el comedor ,creando un espacio dos en uno. Los colores y el mobiliario empastan a la perfección ,creando un espacio con chispa y con sorpresa . La que nos provoca la gran lampara Ingo-Maurer que corona la mesa de madera maciza.
La barra en Corian blanco delimita la dos zonas y al fondo; armarios en color pizarra con un nicho central de acero inoxidable ,Un audaz recurso decorativo que consigue dar ligereza al conjunto.
Imagenes;Producidas por Anita Sarsidi; Fotografía por Mikkel Vang
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